Ir al contenido principal

Pablo


Lleva en la cara una de las sonrisas más bonitas que nunca que visto, ojos luz.
Sale a la calle con la mirada puesta en el cielo, deseo que me piense.

Tuvimos algo que no se borra, no se extingue.
Enamorados de las rimas y de las llamadas eternas, kilómetros.
Siendo sincera siempre supe que yo tenía el tridente,
lo que no sabía es que me volvería dependiente, salvada por el espacio.
De no ser así hubiera perdido el norte hasta bebérmelo entero,
desimantando su brújula, volviéndole loco y yo loca con él.

Algunas noches me gusta recordar el deseo en sus ojos,
su risa floja que reflejaba todo aquello que no me podía decir con palabras.
Nos encantaba columpiarnos entre la realidad y la ficción, desafiando al destino.

Ahora que lo pienso, no se si es justa esta verdad intermitente,
permítanme que me ajuste a vivir y ser consciente.









Comentarios

Entradas populares de este blog

Via da te

Como en InuYasha, sus ojos ya no eran verdes. Habíamos llegado al punto de no retorno donde todo se ve claro y humanamente triste.  Una cena sin vino, una luz oscura. Silencio. Cruza mi mente un recuerdo antiguo de cuando sus abrazos se sentían ligeros como su alma, libre de cargas. Pero sobre la mesa aquella tarde había una moneda con dos caras y un elefante en la habitación.  Dilo ahora, y todo será más fácil, dijo; y a partir de ese instante su olor comenzó a sentirse lejano y algo desagradable. Lejano y pesado. Ciertamente éramos como gato y ratón, pero aprendí a quererle, o eso pensaba. Crianza consciente de su niño interior a la que debí renunciar hace tiempo.  'Pero te quiere de verdad, y bonito'; me repetía a mi misma cuando no nos encontrábamos aún estando juntos en la misma habitación. Y esa noche escuché como mi inteligencia insultaba. Narciso en la habitación. También vi marchar mi esperanza en aquella relación. Duele saber que alguien se enamoró de ti cuando eras l

Jesús

Hablaba con mi amigo Rafa cuando apareciste por allí. Esperabas a un amigo, pero se que tu presencia respondía a un acto psicomágico entre el destino y mi perseverancia nocturna de pensarte. Llegaste y mi cara cambio por completo. No podía creer en la absurda idea de que la persona que hacía semanas no podía sacar de mi mente estaba justo frente a mi, distraído y buscado una mesa donde sentarse en aquella cafetería costera de mi barrio. -¿Que pasa? -preguntó mi acompañante al ver que me ponía nerviosa sin ninguna razón aparente. - Creo que el chico que tienes detrás…- quise contestar, pero te habías dado la vuelta y no pude más que levantarme y saludar.  Benditos los hombres que aún usan perfume ¡Que maravilloso olor! Pensaba mientras te robaba un abrazo, tan difícil en estos tiempos pandémicos. Te invité a sentarte, pero declinaste la oferta.  Espero que algún día, próximamente, sea yo quien me tropiece con un viejo conocido del instituto, mientras busco una mesa para tomar algo, esta