Hace ya dieciocho años despertaba sueños en los demás sin haber siquiera nacido. Corría el año 1991 por las venas de sus padres mientras el mundo se peleaba en la guerra del golfo. Pasaron los años y aquella niña creció rodeada por el amor de una familia y el odio a aquellos kilos de más. Delfines que más tarde se convertirían en amigos la atormentaron, pero nada derrotó a la princesita que aún se aloja en su interior. Despacio pero con fuerza, conquistó cada rincón del mundo, a pesar de no haber pisado ninguno de aquellos lugares con los que soñaba. Muchos desearán conocerla, muchos otros jamás compartirán sus buenos ratos, y para otros será la mujer que nunca tendrán; porque es tan especial que es un regalo compartir el tiempo con ella. A pesar del avance de las agujas del reloj, la ingenuidad la abrazó tan fuerte que le dejó una huella imborrable, haciéndole hasta pensar en la personificación de aquel gato llamado Loki. Cientos de tazas de café más tarde y el doble de