- Me gusta
Sin embargo aquel caballero con gorra sostuvo mi mirada apenas un segundo, apuntando directamente al fondo de los ojos, para luego asir el cuello de la rubia y dejarse tantear.
Acortando las distancias me acerqué, necesitaba saber por qué solo él parecía estar al margen del cóctel de testosterona y estrógeno que describía el ambiente. Con apenas cinco minutos de conversación ya sabía que aquella noche podría prometer muchas cosas, lo que nunca esperé fue lo que vino a suceder.
Aquel Soldado de la sangre, había peleado tantísimas batallas de linaje curtido. No siempre conocido, a veces olvidado sin querer; o quizás queriendo, se obliga a sí mismo a ser desterrado. Hablamos de nuestro pasado, aunque poco y mal, en un intento de suavizar el instinto de quitarnos la ropa. En muchas ocasiones esta práctica insana de conocerse o de querer conocerse cuando realmente el deseo es otro, confunde al individuo. Confundí sus ojos con mi meta, confundí sus palabras con mis deseos, confundí el lugar con su cama, confundí las ganas con el poder.
Lo cierto es que aquel Guerrero de porte inglés no me habló ni de princesas ni de castillos, sino de una vida repleta de amigos, nuevas rutas, la condición indispensable de un nómada sin corbata y Daniel el travieso coloreado en el azul con que todo lo mira.
Ahora cuando te recuerdo entiendo muchas más cosas de esa figura que aunque quisiera no podría olvidar, es ese recuerdo ilusionado que me gusta tener de tí.
Comentarios
Publicar un comentario