Ir al contenido principal

D


- Me gusta tu reloj- .
Dije como si fuese la frase más elocuente que supiera pronunciar.

Sin embargo aquel caballero con gorra sostuvo mi mirada apenas un segundo, apuntando directamente al fondo de los ojos, para luego asir el cuello de la rubia y dejarse tantear.
Acortando las distancias me acerqué, necesitaba saber por qué solo él parecía estar al margen del cóctel de testosterona y estrógeno que describía el ambiente. Con apenas cinco minutos de conversación ya sabía que aquella noche podría prometer muchas cosas, lo que nunca esperé fue lo que vino a suceder.


Aquel Soldado de la sangre, había peleado tantísimas batallas de linaje curtido. No siempre conocido, a veces olvidado sin querer; o quizás queriendo, se obliga a sí mismo a ser desterrado. Hablamos de nuestro pasado, aunque poco y mal, en un intento de suavizar el instinto de quitarnos la ropa. En muchas ocasiones esta práctica insana de conocerse o de querer conocerse cuando realmente el deseo es otro, confunde al individuo. Confundí sus ojos con mi meta, confundí sus palabras con mis deseos, confundí el lugar con su cama, confundí las ganas con el poder.


Lo cierto es que aquel Guerrero de porte inglés no me habló ni de princesas ni de castillos, sino de una vida repleta de amigos, nuevas rutas, la condición indispensable de un nómada sin corbata y Daniel el travieso coloreado en el azul con que todo lo mira. 


Ahora cuando te recuerdo entiendo muchas más cosas de esa figura que aunque quisiera no podría olvidar, es ese recuerdo ilusionado que me gusta tener de tí.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Via da te

Como en InuYasha, sus ojos ya no eran verdes. Habíamos llegado al punto de no retorno donde todo se ve claro y humanamente triste.  Una cena sin vino, una luz oscura. Silencio. Cruza mi mente un recuerdo antiguo de cuando sus abrazos se sentían ligeros como su alma, libre de cargas. Pero sobre la mesa aquella tarde había una moneda con dos caras y un elefante en la habitación.  Dilo ahora, y todo será más fácil, dijo; y a partir de ese instante su olor comenzó a sentirse lejano y algo desagradable. Lejano y pesado. Ciertamente éramos como gato y ratón, pero aprendí a quererle, o eso pensaba. Crianza consciente de su niño interior a la que debí renunciar hace tiempo.  'Pero te quiere de verdad, y bonito'; me repetía a mi misma cuando no nos encontrábamos aún estando juntos en la misma habitación. Y esa noche escuché como mi inteligencia insultaba. Narciso en la habitación. También vi marchar mi esperanza en aquella relación. Duele saber que alguien se enamoró de ti cuando eras l

Jesús

Hablaba con mi amigo Rafa cuando apareciste por allí. Esperabas a un amigo, pero se que tu presencia respondía a un acto psicomágico entre el destino y mi perseverancia nocturna de pensarte. Llegaste y mi cara cambio por completo. No podía creer en la absurda idea de que la persona que hacía semanas no podía sacar de mi mente estaba justo frente a mi, distraído y buscado una mesa donde sentarse en aquella cafetería costera de mi barrio. -¿Que pasa? -preguntó mi acompañante al ver que me ponía nerviosa sin ninguna razón aparente. - Creo que el chico que tienes detrás…- quise contestar, pero te habías dado la vuelta y no pude más que levantarme y saludar.  Benditos los hombres que aún usan perfume ¡Que maravilloso olor! Pensaba mientras te robaba un abrazo, tan difícil en estos tiempos pandémicos. Te invité a sentarte, pero declinaste la oferta.  Espero que algún día, próximamente, sea yo quien me tropiece con un viejo conocido del instituto, mientras busco una mesa para tomar algo, esta