La "no importancia" tomó parte en su voz siempre firme y segura, vigorosa, igual que cuando lograba recordar a esa tercera persona al otro lado del espejo, que le acompañaba cada noche en su cama de un solo cuerpo.Solía encontrarla en aquel rincón hacia donde se desvía la mirada cuando se está solo, ese lugar pretenciosamente lejano que se alcanza tocar con la yema de los dedos en contadas veces.
Cierto es para vuestra sorpresa, que se trata de un hombre joven, con edad de amar que desgraciadamente ama a la persona equivocada: como buen mortal.
Aunque para vuestra sorpresa, también es de esas personas que asesinan con la palabra sobre el papel; Personas que solo se descubren cuando el cansancio hace frontera a la luz de la superación.
Cierto es para vuestra sorpresa, que se trata de un hombre joven, con edad de amar que desgraciadamente ama a la persona equivocada: como buen mortal.
Aunque para vuestra sorpresa, también es de esas personas que asesinan con la palabra sobre el papel; Personas que solo se descubren cuando el cansancio hace frontera a la luz de la superación.
Este texto es muy bueno. Me gusta. Felicidades, escribes muy bien, Tigrilla. Saludos. ;)
ResponderEliminarAlgún día te haré una replica de esto, ahora no tengo ganas.
ResponderEliminarNunca le gustó perder.
ResponderEliminarDetrás de su voz vigorosa y segura sólo había cientos de miles de traumas, de fobias, de atascos, miedos, reprimendas por cosas absurdas. La penúltima fue de su madre, ponte unos calcetines.
No hubo crimen desde el papel y nunca domó lo palabra a su antojo. Pocas veces convenció con su discurso a un ser humano normal y mucho menos a una muchachita como tu. Equivocado en el amor era su apellido e idiota que regala libros sobre asesinatos pasionales, su nombre.
La única verdad que se destila del celeste de tus letras es que existe ese lugar donde desvía la mirada cuando está solo.
Yo como autor de su autobiografía conozco demasiados detalles y sé que en ese rinconcito, en esas contadas veces que tu cuentas, tu también estas sola . Y ahí, pocas veces, quizá demasiadas, ni yo soy tan gilipoyas ni tu tan imbecil. Tengo sueño chica me voy.