Ir al contenido principal

Avanzo


Despierto en mi sendero como de costumbre:

Siento; y me pongo a pensar en mi.


En esos momentos me quiero, y quiero 

Que seas feliz con tu alumbre 

(De pájaros entre marfil)


Que no es otro que el que no quise

Para hacer deslumbrar mi coloso 

ya que lo que parecía gozo 

en losa se convirtió 


Ya que todo lo que parecía gozo

En losa se convirtió 

Avanzo y avanzo y avanzo

Y a veces lo consigo y otras no 


rendirse nunca será cura

Pues la soledad madura 

y también la comprensión 


Despídete de mí locura 

Me la quedo intacta y pura 

Pa seguir sembrando amor 


Avanzo y avanzo...


Comentarios

Entradas populares de este blog

Via da te

Como en InuYasha, sus ojos ya no eran verdes. Habíamos llegado al punto de no retorno donde todo se ve claro y humanamente triste.  Una cena sin vino, una luz oscura. Silencio. Cruza mi mente un recuerdo antiguo de cuando sus abrazos se sentían ligeros como su alma, libre de cargas. Pero sobre la mesa aquella tarde había una moneda con dos caras y un elefante en la habitación.  Dilo ahora, y todo será más fácil, dijo; y a partir de ese instante su olor comenzó a sentirse lejano y algo desagradable. Lejano y pesado. Ciertamente éramos como gato y ratón, pero aprendí a quererle, o eso pensaba. Crianza consciente de su niño interior a la que debí renunciar hace tiempo.  'Pero te quiere de verdad, y bonito'; me repetía a mi misma cuando no nos encontrábamos aún estando juntos en la misma habitación. Y esa noche escuché como mi inteligencia insultaba. Narciso en la habitación. También vi marchar mi esperanza en aquella relación. Duele saber que alguien se enamoró de ti cuando eras l

Jesús

Hablaba con mi amigo Rafa cuando apareciste por allí. Esperabas a un amigo, pero se que tu presencia respondía a un acto psicomágico entre el destino y mi perseverancia nocturna de pensarte. Llegaste y mi cara cambio por completo. No podía creer en la absurda idea de que la persona que hacía semanas no podía sacar de mi mente estaba justo frente a mi, distraído y buscado una mesa donde sentarse en aquella cafetería costera de mi barrio. -¿Que pasa? -preguntó mi acompañante al ver que me ponía nerviosa sin ninguna razón aparente. - Creo que el chico que tienes detrás…- quise contestar, pero te habías dado la vuelta y no pude más que levantarme y saludar.  Benditos los hombres que aún usan perfume ¡Que maravilloso olor! Pensaba mientras te robaba un abrazo, tan difícil en estos tiempos pandémicos. Te invité a sentarte, pero declinaste la oferta.  Espero que algún día, próximamente, sea yo quien me tropiece con un viejo conocido del instituto, mientras busco una mesa para tomar algo, esta